PROPONEN TRABAJAR LAS MASCULINIDADES COMO ENFOQUE PARA ENFRENTAR LA VIOLENCIA SOCIAL Y TRANSFORMAR TRAYECTORIAS DELICTIVAS
En Chile, más del 90% de los jóvenes en conflicto con la justicia son varones. Aunque este fenómeno se ha observado por décadas, solo en los últimos años ha comenzado a entenderse a partir del análisis de los roles de género impuestos por la sociedad a quienes están en pleno proceso de formación identitaria.
Según Klaudio Duarte, doctor en
Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del
Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, una de las claves para
comprender esta realidad son los llamados “mandatos de género”, que presionan a
los jóvenes varones a cumplir con exigencias propias del modelo patriarcal:
proveer, procrear bajo la heteronorma, proteger y alcanzar prestigio.
“Cuando no logran cumplir con
estos mandatos, algunos jóvenes optan por la violencia como forma de validación
social. En una sociedad que legitima ciertas expresiones de agresividad
masculina, incluso el acto de matar —simbólica o materialmente— puede verse
como una forma aceptada de resolución de conflictos”, explicó el académico.
El investigador además planteó la
necesidad de abrir conversaciones urgentes sobre la construcción social de las
masculinidades, detallando que el patriarcado opera como un sistema de
dominación que cosifica los cuerpos y restringe la experiencia emocional,
afectiva y relacional de los varones. “No basta con que los hombres hagan
labores domésticas para desmontar el patriarcado. Si no se transforma la forma
en que se entiende el poder, se sigue reproduciendo el mismo orden social”,
afirmó.
En tanto, la directora nacional
del Servicio de Reinserción, Rocío Faúndez, destacó la relevancia de incorporar
una perspectiva de género en el trabajo con jóvenes en procesos de reinserción.
“La norma de género está en la base de muchas violencias y trayectorias de
vida marcadas por la exclusión. No es el joven el que es complejo, sino su
trayectoria. Entender cómo se construye su vivencia de la masculinidad es clave
para lograr nuestro objetivo de reinserción social y transformación de
conductas delictivas”, subrayó.
La conversación se dio en el
marco de la charla magistral “Juventudes: masculinidades y prácticas de
violencia”, dictada por Klaudio Duarte y organizada por el Servicio Nacional de
Reinserción Social Juvenil, durante la jornada de este lunes 7 de julio en el
Palacio Pereira. Un espacio de reflexión crítica para repensar prácticas, roles
y transformaciones sociales, con el objetivo de mejorar las intervenciones con jóvenes
en proceso de reinserción social.
“Tenemos que ponernos de
acuerdo en qué acciones concretas en lo colectivo, en lo íntimo, en lo
comunitario, podemos llevar adelante para fracturar el orden social. Trabajar
con jóvenes que ejercen violencia para mostrar cómo aquello es producto de una
sociedad desigual, es tarea de lo que se podría llamar una “pedagogía
despatriarcalizadora”, la que necesitamos co-construir con los propios jóvenes”,
puntualizó el investigador Klaudio Duarte.
Ambas intervenciones coincidieron
en que el trabajo con jóvenes que ejercen violencia debe apuntar a comprender
esa violencia como resultado de una sociedad desigual, y que requiere avanzar
hacia una nueva forma de entender los roles de género, que permita formar relaciones
sociales respetuosas y conscientes.
Para Mirsa Castro, asistente al
conversatorio y representante del Centro de Formación Técnica Santo Tomás, el
debate le pareció valioso y necesario. “Se debería seguir sensibilizando
sobre estos temas que son tan importantes, porque como sociedad nos falta
mucho. Debemos avanzar hacia estos cambios del que nos han hablado y las
mujeres tenemos un rol importante en este cambio que se debe dar como sociedad”.
Este espacio de conversación, en
el que también participaron Pedro Uribe de Fundación Ilusión Viril,
estudiantes universitarios, funcionarios y funcionarias de Reinserción Social
Juvenil, forma parte de los esfuerzos del Servicio por desarrollar un enfoque
de trabajo integral, con perspectiva de derechos, y que reconozca la influencia
de los modelos culturales y estructurales en las trayectorias de vida de los
jóvenes.
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