En seminario realizado en la Universidad de Talca, expertos
sostienen que su uso ha tenido un aumento sostenido en los últimos años en
Chile, incluso en circunstancias donde se pueden emplear otros mecanismos
cautelares, como los dispositivos electrónicos de vigilancia.
En Chile, solo una de cada tres personas bajo prisión
preventiva, es condenada a una pena privativa de libertad, “lo que indica que
se está aplicando más allá de lo razonable”, detalló el director de la Academia
Nacional de Litigación, Leonardo Moreno Holman.
En esa línea, el especialista, agregó que, “esta cifra lo
que nos demuestra es que hay una disociación total y la pregunta que tenemos
que hacernos como sociedad es ¿Por qué le privamos la libertad durante la
realización del proceso, si en definitiva no fuimos capaces de condenarlo?”.
Por ello, aclaró que “la gran lucha que deben dar aquellos
que creen en sistemas de enjuiciamiento penal democrático, es la de transmitir
al ciudadano el por qué es valiosa la presunción de inocencia y por qué las
medidas cautelares son excepcionales. No estar privado de libertad no significa
generar impunidad ni ineficacia necesariamente del sistema de persecución
penal”.
En tanto, el director del Centro de Estudios de Derecho
Penal (CEDEP) de la Universidad de Talca, Raúl Carnevali Rodríguez, agregó que,
en este sentido, “los medios de comunicación tienen un rol muy importante a la
hora de dar cuenta a la comunidad de la existencia de otros mecanismos y que no
solamente puede estimarse la presión preventiva como el único recurso para
asegurar la comparecencia en su juzgamiento”.
Este análisis, se dio en el marco del seminario titulado “La
prisión preventiva como última ratio” organizado por el CEDEP-UTalca, y que
contó con la exposición del catedrático de Derecho Penal de la Universidad de
Pompeu Fabra, Ramón Ragues i Vallès, quien comentó que “en España se utiliza la
prisión preventiva, no como último recurso, y la verdad es que se ha logrado
reducir bastante su uso y actualmente el 17% de las personas que están en
prisión son presos preventivos, pero yo creo que esa cifra se podría reducir
más”.
En el seminario, realizado en el Campus Santiago de la casa
de estudios, el profesor Ragues comentó algunos aspectos de su libro “La
prisión provisional como última ratio”, donde profundizó acerca de los efectos
de no usar esta medida como último recurso y obviar otras alternativas
existentes como lo son la utilización del dispositivo electrónico de
vigilancia, el arresto domiciliario, la prohibición de salir del país, entre
otras.
Para finalizar, el académico español destacó que, “con unos
ajustes por parte del legislador y sobre todo con una interpretación correcta
de los jueces, podríamos conseguir que el sistema de justicia funcionara igual
utilizando menos la prisión preventiva que supone poner en prisión a personas
que, en algunos casos, son inocentes, lo cual es una decisión muy dramática y
muy dura en un Estado respetuoso con las libertades”.
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