Hoy la evidencia científica ha demostrado que tenemos más sistemas sensoriales que son fundamentales para favorecer el desarrollo y la inclusión desde la primera infancia, en especial en niños con TEA, según expertos de la UTalca.
Cuando pensamos en los sentidos, lo primero que se nos viene
a la mente son cinco: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Sin embargo, la
ciencia ha demostrado que el cuerpo humano cuenta con más sistemas sensoriales,
que son igual de importantes y fundamentales para el desarrollo, especialmente
en la infancia.
Se trata de los sistemas: vestibular, propioceptivo e
interoceptivo. El académico de la Escuela de Terapia Ocupacional de la
Universidad de Talca, Juan Sebastián León, explicó que éstos nos ayudan a
percibir el entorno y el estado interno de nuestro cuerpo.
El sistema vestibular nos permite mantener el equilibrio y
la orientación espacial. En tanto el propioceptivo nos informa sobre la
posición y los movimientos del cuerpo en el espacio, mientras que el
interoceptivo nos ayuda a percibir sensaciones internas tales como el dolor, el
hambre o la fatiga.
El experto de la UTalca recalcó que la integración de estos
sistemas sensoriales en los contextos educativos es fundamental para favorecer
la inclusión desde la primera infancia. “Es importante enseñarles a los equipos
educativos cómo aplicar estrategias y desde ahí favorecer el desarrollo, sobre
todo el psicomotor de los niños y niñas, ya que es la base para desarrollar
otras habilidades en ellos”, enfatizó.
De acuerdo con el experto, los niños que pertenecen al
Trastorno del Espectro Autista (TEA) pueden tener respuestas sensoriales, esto
“consiste en una reacción exagerada a estímulos que otras personas consideran
neutros, por ejemplo, molestia por luces o sonidos o rechazo al contacto
físico, entre otras. Esto genera un impacto en la dificultad para mantener la
atención y/o conductas de escape o crisis”.
León subrayó que hay una serie de estrategias específicas
para cada niño que se pueden aplicar en el aula, por ejemplo, la modificación
ambiental. Sin embargo, “es importante reconocer y evaluar, ya que esto es un
espectro y son todos diferentes”.
En este contexto, el especialista recomendó “la utilización
de pictogramas como una herramienta clave para favorecer la comunicación”.
Además, destacó la importancia de incorporar estímulos propioceptivos como
cojines, bandas elásticas y plasticina, entre otros, los que apoyaran la
autorregulación de niños y niñas con TEA en el aula. “Es importante enfocarnos
en la integración sensorial, porque estos trastornos pueden generar
dificultades y barreras, sobre todo en el aprendizaje en los contextos educativos”,
enfatizó.
Primera jornada interdisciplinar
La temática se analizó en la Primera Jornada
Interdisciplinar en Trastorno del Espectro Autista organizado por la Escuela de
Terapia Ocupacional de la Universidad de Talca.
Durante la instancia profesionales de kinesiología,
psicología, fonoaudiología, nutrición y terapia ocupacional de esta casa de
estudios expusieron sus análisis y estrategias de intervención en contextos
educativos en sus áreas desde una mirada colaborativa.
“Es un esfuerzo que queremos impulsar tanto desde la
formación y materializar también el hacer de los distintos profesionales. La
interdisciplinariedad nos permite abordar la complejidad de los problemas y
buscar soluciones”, detalló Camila Mosquera, directora de la Escuela de Terapia
Ocupacional de la UTalca.
En la actividad participaron autoridades y equipos
educativos del Departamento de Administración de Educación Municipal (DAEM
Talca).
“Como universidad queremos hacernos cargo de lo que
enfrentan día a día ellos como profesionales, la condición del espectro autista
nos ha desbordado de cierta forma y queremos acompañar los procesos para que
los docentes tengan herramientas para enfrentar este desafío en el aula, aulas
que sobrepasan los 40 estudiantes y que requieren trabajo especializado”,
añadió la directora.
Finalmente, Mosquera recalcó que esto se destaca como un
trabajo bidireccional, ya que el DAEM actualmente recibe estudiantes en
práctica de la Universidad de Talca.
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