CIENTÍFICOS UCM CREAN PACKAGING QUE LOGRA RETRASAR PUTREFACCIÓN DE FRUTA DE EXPORTACIÓN GRACIAS A PROYECTO FINANCIADO POR EL GOBIERNO REGIONAL
A
partir de restos vegetales del agro, el equipo de científicos la Universidad
Católica del Maule creó un embalaje inteligente y compostable que protege las
frutas durante su exportación. El material no sólo combate hongos y etileno,
también apunta a reemplazar el plástico en la cadena frutícola.
Un
biopackaging elaborado con celulosa extraída de residuos agrícolas podría
convertirse en una solución clave para reducir las pérdidas por pudrición en la
exportación de frutas chilenas. La innovación, desarrollada por investigadores
de la Universidad Católica del Maule en el marco del proyecto FIC-R Maule,
denominado “Transferencia de Bio-packaging en base a aerogel de residuos
orgánicos” y financiado por el Gobierno Regional del Maule, apunta a resolver
dos desafíos persistentes del rubro: el control de hongos y la maduración
acelerada por etileno.
El
Gobernador Regional Pedro Pablo Álvarez-Salamanca Ramírez, señaló que “Como
Gobierno Regional estamos muy contentos de financiar iniciativas que surgen
desde nuestras universidades y que abordan desafíos concretos del sector
productivo. Este biopackaging no solo impulsa la innovación en la
agroindustria, sino que también aporta a la sustentabilidad y al desarrollo
económico de la región del Maule. Es un claro ejemplo de cómo la ciencia
regional puede generar soluciones con impacto nacional y proyección internacional”.
El
proyecto, liderado por el investigador Rodrigo Andler, consiste en la
elaboración de un aerogel ultraliviano y biodegradable que se fabrica a partir
de celulosa obtenida de residuos orgánicos. “Estamos generando un material que
no sólo reutiliza desechos de la industria frutícola, sino que también
reemplaza el actual material de embalaje que sólo cumple funciones básicas de
absorción de humedad. Nuestro aerogel, en cambio, aporta soporte mecánico,
capacidad antifúngica y control del etileno”, explicó.
La
celulosa, principal componente del aerogel, se obtiene mediante un proceso de
extracción a partir de residuos vegetales, principalmente de manzana, donde
aproximadamente un 10% del residuo es transformado en celulosa purificada.
Posteriormente, esta celulosa es combinada con agentes entrecruzantes naturales
que permiten formar una estructura sólida y porosa. A través de un proceso de
ultrasonido, congelamiento y liofilización, se obtiene el aerogel en forma de
planchas livianas, con alta capacidad de absorción y de liberación controlada
de compuestos.
“El
proceso de secado que utilizamos —la liofilización— es clave, porque permite
conservar intacta la estructura del material sin dañarlo por calor, como ocurre
en otros métodos. Eso nos entrega una matriz ultra porosa y liviana, ideal para
nuestras aplicaciones”, detalló Andler.
Este
biopackaging funciona gracias a dos mecanismos: primero, incorpora aceites
esenciales naturales que se liberan de forma controlada y que inhiben el
crecimiento de hongos; segundo, su estructura altamente porosa permite absorber
parte del etileno que la fruta genera, retrasando su maduración. “En nuestras
pruebas en cámaras de simulación, el aerogel ha mostrado una reducción de hasta
un 20% del etileno presente, lo que ayuda a prolongar la vida postcosecha y
reducir pérdidas comerciales”, indicó el investigador de la UCM. Además,
pruebas en condiciones refrigeradas demostraron que la acción antifúngica del
material puede inhibir por completo el crecimiento de Botrytis cinerea, uno de
los hongos más comunes en la descomposición de frutas.
Actualmente,
el equipo se encuentra en etapa de validación del producto y postulando a
nuevos fondos para escalar el desarrollo. “Tenemos un prototipo validado a
nivel de laboratorio y con las siguientes acciones pretendemos llegar a un TRL 7. La idea es licenciar la tecnología a
empresas del rubro para que puedan adoptarla y contribuir a una exportación más
sustentable”, afirmó Andler.
El
proyecto cuenta con el respaldo del Gobierno Regional del Maule a través del
fondo FIC-R, y colaboraciones con empresas del sector como Surfrut Ltda. y
Olivos Exportaciones, quienes han entregado residuos y colaborado en pruebas
bajo condiciones de simulación de exportación.
“La
importancia de esta innovación va más allá del sector exportador. Apunta a
reemplazar materiales de origen petroquímico por soluciones biodegradables y de
origen vegetal, con impacto positivo en el medio ambiente. Además, posiciona a
Chile como un referente en el desarrollo de tecnologías para packaging activo y
sustentable”, concluyó el investigador.
El
biopackaging desarrollado desde el Centro de Biotecnología de los Recursos
Naturales (CenBio) de la Universidad Católica del Maule no sólo responde a los
desafíos de la industria frutícola, sino que representa un ejemplo concreto de
cómo la ciencia y la tecnología regional pueden generar soluciones con impacto
nacional e internacional. Con esta tecnología, Chile se posiciona como un actor
clave en el desarrollo de materiales con valor agregado, amigables con el
medioambiente y con potencial de escalamiento global.
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