La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados
Unidos (NOAA) anunció este jueves el término oficial del fenómeno climático La
Niña, dando paso a condiciones ENSO-neutrales, lo que implica una mayor
estabilidad en las temperaturas del océano Pacífico ecuatorial. Esta fase
intermedia, que no corresponde ni a La Niña ni a El Niño, se mantendría durante
los próximos meses, incluyendo el invierno en el hemisferio sur.
Según el reporte, las temperaturas superficiales del mar han
retornado a valores cercanos a los normales, debilitándose así las anomalías
frías características de La Niña. A pesar de persistir ciertas anomalías
negativas en el Pacífico central, ya se observa una capa de aguas más cálidas
en el extremo oriental, lo que sugiere el desarrollo de un El Niño costero
frente a las costas de Ecuador y Perú.
El climatólogo Raúl Cordero, de la Universidad de Santiago,
explicó que esta reciente La Niña fue un evento breve y moderado, pero que sí
influyó en la disminución de precipitaciones, especialmente en la zona central
del país. Sin embargo, su término mejora las perspectivas climáticas,
reduciendo el riesgo de un año extremadamente seco. "Aunque el año comenzó
con un agudo déficit de lluvias, este se ha ido moderando
progresivamente", señaló el especialista.
Cordero aclaró que por ahora no se espera un evento de El
Niño global, ya que las condiciones del Pacífico tropical se mantendrán neutras
durante el invierno chileno. "Estas condiciones no garantizan un invierno
muy lluvioso, pero tampoco lo limitan como sí lo hacía La Niña", añadió.
Aun así, el desarrollo de un El Niño costero podría generar
episodios de lluvias intensas en sectores específicos. Esta situación deberá
ser monitoreada de cerca en los próximos meses.
La NOAA estima que las condiciones ENSO-neutrales
predominarán hasta octubre de 2025, con una probabilidad superior al 50%. Para
finales de año, las probabilidades de que La Niña retorne son de un 38%,
mientras que las de El Niño global no superan el 20%.
En conclusión, el término de La Niña representa un escenario
más esperanzador para la agricultura, el abastecimiento hídrico y la vida
cotidiana en la zona central del país, sin que aún se puedan descartar eventos
puntuales de precipitaciones intensas debido a factores regionales como El Niño
costero.
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