Esta medida busca prevenir la morbilidad y mortalidad asociadas al virus, especialmente en los sectores más vulnerables, y preservar la capacidad del sistema sanitario.
La recomendación, publicada por La Tercera, surge como respuesta a una solicitud del Minsal en mayo de 2024 para evaluar la posibilidad de instaurar esta obligatoriedad de cara al invierno de 2025. De ser aceptada, la vacuna contra el COVID-19 se integraría de manera permanente a las estrategias de salud pública en Chile, similar a las vacunas contra la influenza o el sarampión.
Los grupos que estarían sujetos a esta medida serían:
Adultos mayores.
Pacientes inmunocomprometidos.
Profesionales de la salud.
Embarazadas.
Personas con enfermedades crónicas.
Este avance en las políticas de inmunización llega a cinco años del inicio de la pandemia y a poco más de cuatro años desde que la primera persona fue vacunada en el país.
Según el comité, esta estrategia es clave para garantizar la salud de los sectores más expuestos y evitar el colapso del sistema sanitario.
El Ministerio de Salud está evaluando la recomendación para tomar una decisión en las próximas semanas.
De implementarse, esta medida consolidaría la vacunación contra el COVID-19 como una herramienta esencial en la protección de la población más vulnerable y en la preparación para enfrentar futuros brotes.
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