Preocupación existe entre los especialistas por las bajas tasas de vacunación que se
observan en un reciente estudio del Ministerio de Salud (Minsal) donde es posible constatar
que solo el 45% de las personas de grupos de riesgo ha recibido la vacuna contra la
influenza, una proporción que es incluso más baja si se analiza el caso de los adultos
mayores de 60 años, quienes son más afectados por esta enfermedad (39,88%).
En cuanto a la dosis de refuerzo de Covid-19, la situación es peor: el 21,19% de los
mayores de 60 años la ha recibido. Solo en el caso de virus respiratorio sincicial las cifras
son más alentadoras: el 91,7% de los recién nacidos ha recibido el medicamento
Nirsevimab, aunque en los lactantes mayores también el progreso es más reducido,
llegando al 48%.
¿Qué medidas se pueden tomar para revertir este complejo escenario?
El especialista en comunicación de riesgo y parte del equipo a cargo de las comunicaciones
durante la pandemia del COVID-19, Rodrigo Durán Guzmán, indicó que la baja tasa de
vacunación en Chile podría estar influenciada por diversos factores, entre los cuales
destacan la desinformación sobre la seguridad y eficacia de las vacunas, la falta de acceso
a servicios de salud adecuados en ciertas áreas, la desconfianza en las instituciones
gubernamentales o en el sistema de salud, y la presencia de barreras socioeconómicas que
dificultan el acceso a la vacunación.
“Para revertir esta situación, es crucial implementar estrategias efectivas de comunicación
que promuevan la importancia de la vacunación, abordando las preocupaciones y mitos
comunes sobre las vacunas. También se deben fortalecer los sistemas de salud para
garantizar que haya acceso equitativo a las vacunas en todas las comunidades,
especialmente en aquellas que enfrentan mayores desafíos socioeconómicos”, explicó
Durán.
El también académico y magíster en Comunicación Estratégica agregó que “los grupos más
afectados por la baja tasa de vacunación suelen ser aquellos que ya son vulnerables debido
a factores como la pobreza, la falta de acceso a la atención médica y la desigualdad
socioeconómica. Esto puede incluir a personas mayores, personas con comorbilidad,
comunidades indígenas, áreas rurales o urbanas marginales, y personas con condiciones
médicas subyacentes que las hacen más susceptibles a enfermedades prevenibles por
vacunación.
Durán enfatizó en la importancia de “implementar programas de vacunación inclusivos que
lleguen a todos los sectores de la población, abordando las barreras que impiden que
ciertos grupos accedan a las vacunas. Además, es importante involucrar a líderes
comunitarios y organizaciones locales en la promoción de la vacunación para aumentar la
confianza y la aceptación en estas comunidades. Y para todo esto es muy necesaria una
buena planificación, una comunicación de riesgo tanto eficaz como eficiente. Donde no sólo
la sociedad civil tengan información veraz y oportuna, sino también quienes se desempeñan
en los distintos servicios de salud, tanto públicos como privados, a nivel nacional. Una
buena bajada informativa no sólo reduce las múltiples incertidumbres, sino que también
facilita la toma de decisiones por parte de las personas”, destacó Rodrigo Durán Guzmán.
Comentarios
Publicar un comentario