En tiempos donde la aplicación de plaguicidas a base de químicos no solo causa problemas a la
tierra, sino que también a la salud de los consumidores, las iniciativas en el área agrícola han
estado principalmente destinadas a la disminución del uso de este tipo de productos, a cambio de
biocontroladores más amigables, efectivos e incluso rentables al largo plazo.
Con esta premisa, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Rayentué, elaboró el proyecto
denominado “Optimización de la aplicación de biocontroladores de origen microbiano a través de
diferentes técnicas de pulverización en cultivos agrícolas de importancia para la Región de
O'Higgins” y que, con aportes del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno
Regional de O´Higgins, busca una producción más limpia y sustentable para tomates, lechugas y
cebollas, tres alimentos esenciales en cualquier dieta chilena.
Patricio Abarca, investigador de INIA Rayentué y coordinador del proyecto, señala que: “la idea es
poder evaluar distintas cepas de biocontroladores en tres especies vegetales distintas, que se
eligieron por superficie de importancia regional y, también, por una diferenciación en sus órganos
de consumo. Se probará estos biocontroladores tanto en INIA Rayentué (Rengo), al interior de un
invernadero, como también al aire libre en predios de agricultores ubicados en las comunas de
Malloa y Coinco”.
Respecto a la forma de evaluación de los biocontroladores, Abarca señaló que se aplicarán “cuatro
técnicas de pulverización y en dos horarios diferentes. Vamos a probar pulverización hidráulica
(“bombas de espalda”), pulverización neumática (asistido con viento), equipos electrostáticos (que
cambian la carga eléctrica de la gota y se produce un efecto de imán entre la planta y la gota) y
también vamos a probar la pulverización con drones. Esto lo haremos tanto de día, que es la
manera habitual de los agricultores, como en horario nocturno, para ver qué tan sensibles pueden
ser estos hongos a la radiación o luz ultravioleta y otros parámetros atmosféricos, como la
temperatura, por ejemplo”.
Otro punto importante a destacar, es que gracias a la alianza con el Centro de Estudios Avanzados
en Fruticultura (CEAF), este proyecto busca comprobar una mayor concentración de antioxidantes
en hortalizas cultivadas con biocontroladores, en comparación a otras cultivadas con plaguicidas
tradicionales, parámetro de calidad nutricional que ahora debe ser confirmado mediante análisis
con avanzado equipamiento que será adquirida con fondos de este FIC.
El Seminario de Lanzamiento de este proyecto se efectuó en el Salón Auditorio de INIA Rayentué
ante más de 60 agricultores de las comunas beneficiadas, y contó con las charlas de Lorena Barra
por parte de INIA Quilamapu (Chillán) y de Ariel Salvatierra (CEAF), además de las intervenciones
del propio coordinador Abarca, del director regional de INIA Rayentué, Cristián Aguirre y de
Leonor Díaz, jefa de División de Fomento e Industria del Gobierno Regional de O'Higgins. En la
ocasión, los agricultores presentes recibieron un kit de aplicación de plaguicidas.
Este proyecto contempla una duración de 36 meses y una inyección de recursos cercanos a los
$165 millones, con los cuales se adquirirán y transferirán una serie de equipamientos a los
pequeños agricultores, tales como kits de aplicación y pulverizadores. Los 60 productores
beneficiados tendrán, además, charlas, días de campo y material divulgativo a su disposición.
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