Con la llegada de un
nuevo año, miles de personas formulan listas de propósitos con la esperanza de
cambiar hábitos, mejorar vínculos familiares o alcanzar metas profesionales. No
obstante, si estos objetivos responden más a expectativas externas que a deseos
propios, el inicio del 2026 puede convertirse en una fuente de ansiedad, culpa
y frustración.
Así lo advirtió la
psicóloga clínica del Centro Médico San Rafael, Josefina Retamal, quien aseguró
que las consultas por síntomas ansiosos suelen aumentar en esta época. “Hoy lo
que más se está viendo, a nivel tanto nacional como local, es la ansiedad. A
veces el Año Nuevo genera mucha presión, incluso en personas que no tienen
diagnósticos previos”, señaló.
Según la especialista,
el problema no son los propósitos en sí, sino la forma en que se construyen. “En
ocasiones las personas miran el año que se va y sienten que no lograron lo que
se esperaba de ellas. Eso produce frustración y culpa, especialmente cuando las
metas están asociadas a estándares sociales más que a intereses personales”, explicó.
Esta presión no solo
afecta a los adultos. “Los adolescentes llegan a la consulta con mucha culpa
por cosas que sienten que hicieron mal durante el año, sobre todo en sus
relaciones con otros. No necesariamente tiene que ver con lo material, sino con
los vínculos”, comentó la profesional.
Frente a este escenario,
Retamal recomendó repensar los deseos para este 2026 desde una mirada más
realista y compasiva. “Es importante que las metas tengan sentido personal, que
sean alcanzables y que no se encuentren orientadas solo a cumplir con lo que el
entorno espera”, sostuvo.
Diciembre, balances y
nostalgia
Con cerca de una década
de atención clínica a pacientes desde los 6 años de edad, Retamal recalcó que
el fin de año intensifica emociones, por la nostalgia de la Navidad, los duelos
no resueltos y la distancia con seres queridos. “He visto mucha tristeza por
familiares que ya no están o por no poder compartir con ellos. Todo eso se
mezcla con la evaluación del periodo que termina”, afirmó la también experta en
evaluación
y tratamiento de infancia neurodivergente.
“En particular en el
caso de niños y adolescentes, hay que observar los cambios de conducta y no
minimizarlos. Si un niño está más irritable, más retraído o somatiza, es
importante consultar a tiempo”, indicó la especialista, quien entregó
recomendaciones para despedir el 2025 de manera saludable.
“Algunos consejos serían
mantener una buena higiene del sueño, canalizar emociones a través del deporte,
la escritura o la música y buscar apoyo profesional cuando los síntomas de
ansiedad o depresión persisten”, subrayó.


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