Con entusiasmo, curiosidad y mucha energía, cerca
de 90 estudiantes de enseñanza media de distintos liceos de la región
participaron en la actividad “Búsqueda del Tesoro: tras la huella de los
biopolímeros sustentables”, organizada por el Centro de Investigación de
Estudios Avanzados del Maule (CIEAM) de la Universidad Católica del Maule
(UCM).
La iniciativa —realizada el 14 de mayo en el Campus
San Miguel de la UCM— tuvo como principal objetivo acercar la ciencia a los
escolares, a través de una experiencia práctica, lúdica y colaborativa.
Mediante un recorrido por estaciones temáticas, los seis grupos participantes
enfrentaron desafíos físicos e intelectuales que les permitieron descubrir el
valor de los biopolímeros y su aporte a una cultura sustentable.
Para el Dr. Alexander Galán, académico del CIEAM y
coordinador de la actividad, esta instancia fue una oportunidad concreta de
transferencia de conocimiento desde la universidad a la comunidad escolar. “Buscamos
difundir la investigación científica que hace la UCM, contribuir al intercambio
de saberes y promover una cultura sustentable, en especial entre estudiantes
que están próximos a decidir su futuro académico”, señaló.
Aprendizajes que
quedan
Las voces de los propios participantes dieron
cuenta del éxito de la jornada, tanto por lo aprendido como por la forma en que
se desarrolló.
“Fue súper divertido, aprendimos hartas cosas y nos
ayudó a comunicarnos más con el curso. Aprendí que hay microorganismos que se
usan en medicina para hacer medicamentos que combaten bacterias. Eso fue lo que
más me quedó”, comentó Camila Vergara, estudiante de tercero medio del Liceo
Santa Marta de Talca.
Desde el Liceo Francisco Antonio Encina de Villa
Alegre, Valentina Villaseca destacó el dinamismo de la actividad: “Hicimos
hartas actividades, nos cansamos harto, paseamos por toda la universidad.
Aprendí que los polímeros pueden ser lineales, ramificados o entrecruzados, y
que se les pueden agregar aditivos como el ácido cítrico. También supe que se
obtienen de microorganismos y se producen según las temperaturas extremas”.
Por su parte, Yonci Moya —del mismo
establecimiento— valoró el enfoque práctico de la experiencia, agregando que “Me
entretuve mucho y aprendí que hay distintos tipos de polímeros, algo que me
costaba entender. Ahora sé que sirven para la medicina, la agricultura y
también la industria alimentaria”.
Ciencia y juego,
una fórmula efectiva
La jornada comenzó con la bienvenida de autoridades
y la exposición del Dr. Alexander Galán, quien dio un matiz teórico de lo que
luego verían en los laboratorios. Luego, los estudiantes recorrieron por turnos
seis estaciones con actividades tanto científicas como recreativas, incluyendo
desafíos físicos, dinámicas de equidad de género y la visita al laboratorio del
CIEAM, donde conocieron de primera mano aplicaciones concretas de los
biopolímeros en distintas industrias.
Cada grupo, identificado con un color y guiado por
un cronograma, fue recolectando piezas del “tesoro”, que al final ensamblaron para
formar y exponer un tipo específico de biopolímero y su aplicación como parte
del cierre simbólico de la actividad.
La experiencia fue valorada como una instancia
educativa innovadora y cercana, que reforzó conocimientos científicos en
estudiantes de enseñanza media, potenciando además habilidades como el trabajo
en equipo, la comunicación y la conciencia ambiental.
Comentarios
Publicar un comentario