Un estudio liderado por el profesor Nicola Fiore, académico del Departamento de Sanidad Vegetal de la Universidad de Chile, ha identificado un insecto vector responsable de la transmisión de una bacteria fitopática que afecta gravemente a los cultivos de frutilla en la zona central del país. Esta investigación también señala a una maleza como reservorio del patógeno, lo que podría explicar la expansión de la enfermedad.
En los últimos años, el cultivo de frutilla en Chile ha sido afectado por una nueva enfermedad conocida como Strawberry Phyllody
(Filodia de la Frutilla), capaz de generar pérdidas de hasta un 30% en los huertos afectados. Según el profesor Fiore, la aparición de plantas improductivas con síntomas de filodia es una situación preocupante, ya que también ha sido reportada en Argentina y, de no controlarse, podría impactar seriamente la producción local.
La investigación permitió identificar al vector de la
enfermedad: un insecto del género Cixiosoma sp., hasta ahora no descrito a
nivel de especie. "Detectamos el fitoplasma, lo caracterizamos
molecularmente y luego identificamos su vector y sus plantas hospederas
secundarias. Mediante pruebas de transmisión, comprobamos que Cixiosoma sp. es
el responsable de propagar el fitoplasma en los cultivos de frutilla",
explicó Fiore.
Además, se determinó que la maleza Galega officinalis L.
actúa como reservorio del fitoplasma. "Esta planta es visitada por el
insecto, que adquiere el patógeno durante su alimentación y luego lo transmite
a la frutilla. La galega es común en los alrededores de los huertos de frutilla
y resulta difícil de controlar", advirtió el investigador.
El impacto de esta enfermedad es especialmente grave para
los pequeños productores, quienes constituyen la mayor parte del sector
frutillero en Chile. "Algunos cuentan con tecnología avanzada y redes
comerciales consolidadas, pero otros tienen dificultades para aplicar
estrategias como la rotación de cultivos, que es clave para el control de
enfermedades", indicó Fiore.
Entre las medidas de prevención, el experto recomendó el uso
de mallas antiáfidos para evitar el contacto entre las plantas y el insecto
vector. "El control químico también es una opción, pero debe realizarse
con precaución para evitar la generación de resistencia en los insectos",
agregó.
El profesor Fiore enfatizó la importancia de la prevención a
través de estudios epidemiológicos, que permiten entender el ciclo de la
enfermedad y planificar estrategias para frenar su diseminación. "Prevenir
significa ahorrar dinero y problemas. La investigación básica en fitopatología
es fundamental para desarrollar nuevas tecnologías y estrategias de
control", sostuvo.
Finalmente, aclaró que no existe ningún riesgo para la salud
humana. "El consumo de frutillas infectadas por fitoplasmas no representa
peligro alguno para las personas", concluyó Fiore.
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