Chile está liderando una importante innovación agrícola con el desarrollo de un arroz ecológico que reduce a la mitad el uso de agua y evita la emisión de metano, un gas de alto impacto en el calentamiento global. Esta iniciativa, impulsada por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y adoptada por productores de la región del Maule, representa un avance clave en la producción sustentable de uno de los cultivos más consumidos a nivel mundial.
Tradicionalmente, el arroz se cultiva mediante
la inundación de los terrenos, lo que demanda grandes volúmenes de agua y
genera emisiones significativas de metano. Se estima que los arrozales son
responsables del 10% de las emisiones globales de este gas. Sin embargo, el
nuevo sistema desarrollado en Chile cambia este paradigma, utilizando una
variedad de arroz modificada genéticamente que puede crecer con riego
intermitente cada seis o siete días, en lugar de permanecer bajo agua.
Además de reducir el consumo hídrico, esta
nueva técnica disminuye la necesidad de agroquímicos, lo que se traduce en
menores costos para los productores y un menor impacto ambiental. Inicialmente
probado en proyectos piloto, el método ha despertado el interés de cientos de
agricultores, especialmente en la región del Maule, donde la escasez de agua ha
sido una preocupación constante durante más de una década.
El impacto de esta innovación va más allá de
las fronteras chilenas, ya que aborda un problema global asociado a la
producción arrocera: las altas emisiones de metano. En este contexto, el
proyecto ha recibido respaldo técnico y financiero de diversos centros de
investigación agrícola y del Global Methane Hub, organización filantrópica
dedicada a la reducción de este gas en el mundo.
Con este avance, Chile no solo moderniza su
industria arrocera, sino que también se posiciona como un referente en la
producción sustentable de alimentos, contribuyendo a la seguridad alimentaria y
a la mitigación del cambio climático.
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